BRISA I, ‘viento del Nordeste o del Este en tierras americanas’, de origen incierto.

1.ª doc.: 1504, Woodbr.

Es palabra común con el port. brisa [Couto, fin S. XVI], cat. brisa [Francesc de la Via, S. XV]1, fr. brise [1611]2, it. bréżża3, ingl. breeze [h. 1565], neerl. brise. Como se ve, el vocablo aparece primeramente en catalán, pero no se extiende sino con las navegaciones del S. XVI, luego podría creerse que es palabra catalana internacionalizada por los navegantes españoles de esta época: según J. de Acosta (1580-90) la brisa de enero era un levante que facilitaba mucho la navegación hacia América (cita de Gili). Pero no se halla etimología partiendo del catalán. Th. Braune, ZRPh. XXXVI, 709-11, cree que es de origen germánico y el REW, 1305, llama la atención sobre el frisón oriental brîsen ‘soplar fuertemente’, observando sin embargo que el vocablo no puede ser antiguo en inglés ni en neerlandés, pues la i larga se hubiera desarrollado de otro modo (las antiguas grafías inglesas indican origen romance según Skeat). Es cuestión oscura. Por otra parte, teniendo en cuenta que el fr. bise (de origen germánico, comp. a. alem. ant. bîsa) era originariamente un viento del Nordeste como la brisa, y que las formas de los dos vocablos en los dialectos réticos y de la alta Italia harían suponer para los dos una base con yod tras la s, quizá deba admitirse que el fr. bise se cruzó con el verbo briser ‘romper’ (de *BRISIARE): las brisas de las costas norteamericanas eran vientos «terribles y vehementes» según el francés Cleirac (1638), y hoy en las Antillas el brisote es un viento violento. El paso definitivo a ‘viento suave’ es moderno (S. XIX)4. Es galo según Hubschmid, ZRPh. LXVI, 59 (etimología atendible, pero que necesitará estudio más detenido).

El it. breżża no es palabra reciente que pueda considerarse posterior a la variante brisa de Sassetti, 1582, pues según Tommaseo briżża y ciertos derivados (brezzeggiare, brezzolina, etc.) aparecen a menudo en autores clásicos, breżża con su significado ordinario se encuentra en dos autores del S. XVI (Soderini y Carlo Bartoli) y en el sentido de ‘furia’ está ya en Domenico Cavalca († 1342); el genov. brixa (rimando con el verbo debrixa) figura ya en el Boecio genovés de la primera mitad del S. XV. Prati piensa en una etimología expresiva. Ribreżżo ‘horror’ (que en una variante riprezzo figura ya en Dante) en Salvini con el significado de «il soffiar della brezza» con el derivado ribrezzare ‘horrorizarse’ en el mismo autor, sería derivado de brezza según Prati y Tommaseo. La cosa no es evidente, pero el conjunto de estos hechos parece dar la razón a Helmut Lüdtke BALM II, 121-238, cuando admite que la familia brisa es originaria de Italia y que en ibero-romance es un préstamo del genovés. No sólo brezza no sería debido al influjo de orezzo, a lo que yo me inclinaba en la 1.ª ed. de esta obra, sino que, según Lüdtke, sería la forma básica, que procedería de re-ȮreǷǷare, de urezzare por orezzare con u regular de A; brezza sería derivado retrógrado de ribrezzare y el cambio de Ȯr en br sería fonético. Esto último es inadmisible y arbitrario: el autor nos debe una demostración convincente de que brezza es retrógrado de ribrezzare; tampoco existe una prueba concluyeme de que ribrezzo pertenezca desde el origen a la familia etimológica brezza ~ brisa, ni da una explicación satisfactoria de la i genovesa. Por todo esto la etimología queda dudosa. Pero, sin embargo, quizás haya algo bueno en la idea básica, y en cualquier caso, conviene volver a estudiar el problema teniendo más en cuenta el italiano y tomando más en consideración parte de los argumentos de Lüdtke que no reproduzco aquí (que en realidad son de Meyer-Lübke, REW3 *AURIDIARE; a ellos ha añadido Lüdtke las ideas que he señalado como inadmisibles). Si se pudiese probar que αȔρίζειν5 (derivado de αƧρα) ―de donde orezzare, aurejar, etc.― era ya griego; quizá podríamos partir de la pronunciación helenística avrízo, de donde el sustantivo la brisa, con i y con b. Otra posibilidad es admitir que *orezza se cambió en brezza y parcialmente en brisa por influencia del céltico BRISASE (o fr. briser) en Génova.

1 Además bria ‘frío’, en los Marc, princ. S. XV (ed. Pagès, p. 40), forma importante que no se ha tenido en cuenta hasta ahora. Para el significado comp. Maestrazgo brisaina ‘viento muy helado, de nieve’ (G. Girona). Además arag. brisca ‘airecillo fresco’, briscor ‘frío que procede de vientecillo fresco’, Tarragona briscanya, Balaguer brisquet ‘viento muy frío’ (Alcover), tort. biscaina, tort., maestr. biscor (BDC III, 8.8; G. Girona), arag. bisca (Borao) ‘viento frío y penetrante’.―

2 En Cotgrave, que lo atribuye a Rabelais, pero según Sainéan, Sources Indig. I, 181, que conoce Rabelais como pocos, no figura en este, autor.―

3 Anteriormente brisa, en Sassetti, 1582, como vocablo de los navegantes al Sur de Madera y Canarias (Zaccaria). El moderno brezza resulta del cruce de brisa con el it. oréżżo derivado de AURA.―

4 Aunque Aut. hablando de las brisas de Enero se refiere a días en que suele correr «con grande apacibilidad» el viento Norte, y ya para Oudin los de la brisa de enero son días en que la mar «est fort, pacifique et tranquille».―

5 Aύρίζειν como derivado de αƧρα no existe, sin embargo, en griego clásico, y el románico *AURIZARE se encuentra sólo en italiano, occitano, catalán, castellano.